Las tetas están en todas partes
Tetas en los billboards, tetas en las películas, en los anuncios, en vídeos musicales y hasta en el search history de tu teléfono, lo sabemos ;). Pero ¡UYYY! Dios nos libre de ver tetas que lactan, que cuelgan y se rebelan frente al brasier. Dios nos libre de ver un cuerpo que cambia, se transforma y busca ser en plenitud. Dios nos libre de las tetas que existen para sí mismas y no para el consumo de otros.
Lo digo a sarcasmo y a cuestionamiento. ¿Cuándo nos empezaron a ofender las tetas? ¿Cuándo las añadieron a la lista de censura? ¿Cuándo comenzamos a obligar a las personas que lactan a encerrarse, esconderse y abochornarse por dar vida y sustento?
Nos hacen odiarlas porque las sobre-regulan y las utilizan a conveniencia. Ver mis tetas en crecimiento me hizo recurrir a distintos métodos para esconderlas. No las quería. Sentía que mis tetas representaban el comienzo de mucha sexualización y vergüenza. Odiaba los brasieres, me molestaban muchísimo y limitaban mi libertad. Opté por utilizar ropa ancha o ajustada, para así disimularlas, apretarlas y esconderlas. Desarrollé mala postura y mala autoestima alrededor de esas consideraciones.
¡Ni hablar de la trampa que nos hace la pornografía! Cuánta inseguridad genera el pensar que "las tetas dignas y bonitas” eran las tetas pequeñas, redonditas, paraditas, con pezones pequeñitos y delicados. Y esto, además de ser una visión limitada e injusta de nuestra hermosa diversidad, también reafirma que las tetas que "sí se pueden" (según la sociedad), son las que representan buen consumo desde la mirada masculina y patriarcal.
Para algunas personas, dejar de usar el brasier es una decisión personal y política. Si bien esto no necesariamente implica un cambio en las condiciones y estructuras que propician la censura y el control de los cuerpos, sí nos empodera.
Durante el encierro pandémico, muchas personas se sintieron en la libertad de no utilizar brasieres. Estábamos en nuestras casas, ¿por qué los utilizaríamos? Los dejamos en la gaveta porque no había razones para usarlos. No teníamos que salir a ver a otras personas, no teníamos que ser percibidas. Entonces ahí nos contestamos la pregunta sobre por qué se censuran las tetas. Se censuran para la comodidad de otros, no para la comodidad y el bienestar de quienes que las cargan. Se censuran para mantener una narrativa de poder y control sobre cuerpos que históricamente han sido sometidos.
Amo, cuido y acepto mi cuerpo cuando lo percibo desde adentro. Sin tener que asegurarme de no incomodar a personas que jamás conocerán la infinidad que habita en mí. Dejé de usar brasieres y lo hice por mí. Nadie más.
Cuando se toma esta decisión, no fallan los: "se te van a caer las tetas", "eso se ve feo", "estás incomodando a fulano", "te ves descuidada". Estos son solo algunos de los comentarios que recibimos a diario. Lo importante es recordar que estos comentarios son solo un reflejo de lo que siente la otra persona y posiblemente una proyección de sus propias inseguridades. Recuerda que tu cuerpo te pertenece y las decisiones sobre cómo llevarlo, también. La libertad de elegir nuestro bienestar y comodidad no debería ser una ofensa para nadie. Tengamos la valentía de amar, respetar y celebrar las tetas y los cuerpos de las personas en todas sus diversidades. Quema tu brasier, úsalo, ajústalo, regálalo o guárdalo, lo que te haga feliz a ti, al final, eso no es asunto de nadie más.
Con el corazón abierto y valiente,
Ali